El mayor reto del marketing en el próximo año es cómo conservar nuestro trabajo. Por ello trate de jurar lealtad a la venta y deje de ser tan “parroquial”. El año nuevo promete estar lleno de acontecimientos de una gran importancia, desde las elecciones de Estados Unidos al posible fin del mundo, pero nada de esto resulta tan importante como que cada empresario logre seguir aguantando sus más y sus menos los siguientes doce meses.
Y este mes no empezará nada fácil ya que se estima que las ventas en estas vacaciones de Navidad vienen con unos costes muy fuertes de integridad de la marca y en los márgenes de ganancia. Además de esto, se le suma que el usuario, debido a su bajada de ingresos, ya no mira lo de siempre, ahora busca algo mejor, algo distinto, y esto supone un gran problema para el comerciante que se encuentra en un entorno económico peor, con menor presupuesto.
Hay que realizar grandes cambios, va a ser duro mantener el trabajo pero esto significa tener carta blanca para poner en marcha nuevas alternativas que puedan ayudar a mantener el empleo. El año 2012 se tratará del año en el que deberemos de convertir a nuestro CEO en un verdadero creyente que deje de cuestionar sus propias creencias y tenga en cuenta las siguientes resoluciones:
1. Dejar de obedecer a otras empresas. Cuando una campaña es realizada con gran éxito muchos empresarios tratan de copiarla de diferente manera, lugar o forma. Hay que recordar que nadie comparte la fórmula del éxito, esto es como la fórmula de la Coca-Cola, y si actúas así todo lo que realices será un simulacro imperfecto del éxito. De lo que se trata es de establecer una relación directa con nuestra agencia y estudiar por qué ciertas ideas son tan relevantes para la marca, estudiar que no hizo nuestra competencia y por qué, así que cuando llegue el momento en el que usted pueda vender internamente, sepa que es realmente suyo.
2. Empezar a hablar con non-marketers. Los científicos, los historiadores, los teólogos. La industria del marketing es particularmente parroquial, y nuestros aportes conceptuales son notoriamente de comercialización. Tenemos que aprovechar los recursos primarios, las versiones de los intérpretes, y aprender más acerca de lo que no sabemos de las cosas grandes, como el cosmos, y las cosas pequeñas, como la forma en que la que trabajan las personas. Comprobar lo que ocurre en las pesadillas, en los sueños. Discutir y explorar con su equipo sobre la religión, la comunidad, las relaciones que jamás han creado el marketing… La alta dirección será más seria si se deja de hablar de los comerciantes como el soporte de la comercialización. No todo son sólo los negocios.
3. Arrojar la toalla y jurar lealtad a la venta. Explorar cómo se puede cambiar la métrica de la medición de los intangibles de la marca a los comportamientos favorables que permiten el negocio de las transacciones para promulgar mejor, más rápido y con mayor frecuencia. En otras palabras, empezar a encontrar la marca en el negocio, en lugar de llevar a la empresa a compartir su visión, una visión iluminada de la marca, una visión que simplemente no pueden ver. La marca no es una medida cualitativa de algo como la atmósfera, sino más bien la suma de las cosas por las que sus clientes paguen por ese producto más de lo que vale.
4. Aprender a dejar ir. Las empresas son las responsables de las conclusiones a la que llegan los consumidores sobre las marcas pero también son las responsables de la mecánica de la marca y del marketing de ésta. Éstas pertenecen a la empresa como los comportamientos del trabajo del equipo, los propósitos, la relación con el cliente y de las acciones que se generan en la red sobre nuestra marca, que a menudo son la parte más importante de la conclusión final de un cliente. La empresa abarca todo y debe de abarcarlo.
Estos nuevos retos llevarán a la invención de nuevas formas y diferentes apartes de las tácticas del marketing, sin embargo se notará un gran desarrollo sobre la definición del trabajo y sobre la de uno mismo.
Fuente: Marketing Directo
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